No he vuelto a ver tanta belleza cosmopolita reunida en palpitante acto de baile como aquella noche de miércoles en ROXY, una discoteca del pueblo de Orlando, en Florida. De esa discoteca sales embrujado, convencido que las chicas más desbandadas y ricotonas están allí y no en otro lugar, en esa quemante península lo has visto todo y ya no quieres volver a tu país, donde los tonos no los percibes así de burbujeantes.
Febrero había terminado ya, caí casi sin pensarlo en el confortable barrio Mirror Lake, donde el primo Vicente vive con su esposa dominicana y dos hijos hace casi cinco años. Debo decir que no conocía al primo, mas yo (un transeúnte sin hogar, un paracaidista visitador, un estudiante que fue a trabajar un rato a ese maldito país) le caí en su casa en mis mini vacaciones de cuatro días: luego de las cuales volvería a ser el mesero de una conocida cadena de fast-food gringa.
En esos cuatro días debía conocer los atractivos que hacían de esa una ciudad efervescente, en el sentido juerguerístico del asunto. Pero el día primero y el segundo terminaron sin novedad. Fue al tercer día, aquel miércoles, que la noche floridiana se iba a manifestar. El primo Vicente llegó del job y me comunicó que nos íbamos a una latin disco, pero habrá culo e´ gringas no te preocupes, y no importa que no tengas veintiuno, en esa disco te dejan pasar, cámbiate al toque que nos esperan dos amigos. Lleva tu ID no más, me dijo, esperanzador, mientras me veía morder una pizza recalentada.
Me bañé con mucho jabón, salí mojando la alfombra, probé mis músculos en el espejo, me vestí raudo, me acicalé cada superficie de la piel que sospeché de utilizable para esa noche. Quise pedirle el carro al primo para manejarlo hasta la discoteca pero me quedé corto, además no tenía licencia y en las pistas de Orlando los autos no bajan de 70 mile per hour. ROXY era el destino y Vicente aceleró.
Quedé pasmado, apenas pisamos el estacionamiento de ROXY pude observar, si acaso no oler, que la oferta de chicas era intercontinental: mujeres venidas de cada rincón del mundo, “recién bajaditas”, cerraban las puertas de los otros carrazos y se dirigían a la disco. Todas, eso sí, conscientes de la crisis financiera, ahorraban con las prendas diminutas que vestían: mas la austeridad en la indumentaria le rompía el ojo a cualquiera. Y por llevarme ahí, al primo Vicente, se le agradece.
Hicimos la cola para pagar la entrada sin creer que esas colas fueran tan monumentales. Claro que el primo Vicente ya está acostumbrado a ellas pero, sorry, yo no. Mirando tanta fémina voluptuosa, pensaba en mi pasado de noches limeñas, cuando creía que las peruanas eran las mejores del mundo y me rompía la cabeza por muchas de ellas. ¡Patrañas!, ¡nacionalismo del corazón! Debía reconocer la silenciosa derrota de mis compatriotas y cambiar de opinión (que es casi casi como morir un poco) acerca de donde encontrar la verdadera belleza. En esas cavilaciones estaba cuando un man in black me despierta y me pide los quince dólares para la entrada y mi pasaporte guinda, que ahora lo veía algo feúco.
En el primer piso sonaba “música latin”, pero nosotros vamos al segundo con las gringas, dijo Vicente y lo seguí: yo sólo levitaba y babeaba esperando ver los manjares que depara el Norte. Cerca a la puerta del segundo piso esperaban sentados Julinho y Lexus, los amigos de Vicente, brasileño y puertorriqueño respectivamente (a la distancia, un saludo a ellos). Julinho era un chico flaco, ojeroso, verlo reír era como ver a una calavera rumbera carcajeándose. Lexus era más chapado, un chato skinhead, llevaba un arete estratégicamente ubicado en el cartílago de su oreja derecha.
Bajamos por unas escaleras, sólo eran cinco peldaños, y aterrizamos en un redondo bar lleno de tragos exóticos desparramados en toda su circunferencia. Yo, que no tenía 21, no podía tomar pero los demás sí podían comprar. Uno extraña su tercermundismo cuando se ve obligado a cumplir la extrema legislación gringa. Cómo que el límite es veintiuno, mister Obama, is it not a lot? (un saludo seco a la distancia). Una terraza permitía ver la Zona Latina (ehm, me cuesta usar esa palabra), que tenía pocos bailarines moviéndose al son del odioso estribillo qué precio tiene el cielo, que alguien me lo diga de Marc Anthony, y yo los observaba desde el Paraíso en que me encontraba. Volteé la mirada y por fin, a lo que quería llegar: la pista de baile de ROXY, que ahora divisaba en su esplendor, estaba llena de preciosas diosas de todos los tamaños, colores y sabores.
[Me reservo el derecho de asignar las nacionalidades que intuya conveniente a cada fémina que desfiló en frente de mí y que recuerdo a continuación.]
Apoyados de espaldas en la barra contemplábamos el horizonte, verlas a todas era un caos prometedor, un ramillete de chicas mundialistas al alcance de la mano. Lexus revoloteaba sus pies y manos al ritmo del rap que se escuchaba. Julinho se empinaba para buscar una chica sola que aceptase bailar con él. Vicente, tranquilo, compraba su trago y me prometía uno para mí pero más tarde.
Y yo necesitaba el trago. Si no, dónde encontraba valor para acercarme a las chicas de los cinco continentes. Si ahí estaba, en la terraza, el grupo de hembras costarricenses electrizadas por la música. Cerca a la barra, también, pasaban dos potras seguramente sudafricanas, una blanca y otra morena de senos turgentes. A lo lejos, una japonesa, una bielorrusa y una montenegrina se subieron a una delgada tarima, que era como un pequeño escenario, bailaban y se retorcían como unas rejuvenecidas Spice Girls.
Nos movimos cerca a la pista y no podía creer cómo se movía aquella polaca, blanca como la leche, cuando sonaba una especie de reggaetón en inglés y ella se serpenteaba con gran control de su peso y mejor sentido del equilibrio: esos movimientos los creía imposibles hasta que los vi en ella. Me dio pica como un nigeriano flacucho de ropas anchas le daba contacto. Más allá, relucían las gorditas, muy californianas ellas, que bailaban con esos altos chicos argelinos como quien sorbe un mcflurry con m&m´s. Luego, un grupo de francesas y egipcios se situaron cerca a nosotros.
El primo Vicente me dio de beber, con cuidado de que no nos vea la seguridad del local. No era suficiente pero algo es algo. De inmediato, despegué a buscar alguna bailarina y divisé una alemana que conversaba con otra: preciosa y delgada ella. Improvisé con mi averiado inglés la invitación al bailoteo do you wanna dance? Qué difícil es jilear en inglés, siguiendo a los expertos uno no domina otro idioma hasta que no logra enamorar con él. La teutona se hizo de rogar y, ya pues, no le iba a rogar. Y rogar en inglés es una ardua tarea.
Detrás, en una mesita circular, un neoyorquino emborrachaba a una presunta brasileña. Y adelante, en la esquina, un sillón solitario al que fui a desparramarme. No tardó mucho en llegar una chinesse recontramamadaza, borracha hasta las patas, sus pupilas nadaban en alcohol. Sus amigas me pidieron permiso y yo me hice a un lado: trataban de reanimar a la pobre que vociferaba lisurillas en su idioma con un tufo aguardientoso. Desaparecí en la oscuridad.
Bailaré solo, me dije, en eso consiste la libertad de este país: en estar solo. Me acerqué al pelotón de bailadores y empecé a entrar en su onda. Mi esqueleto no obedecía a mi voluntad, cimbreaba los brazos como Shakira, cerré los ojos unos pocos segundos, la música y el humo se sumergían en mi piel. De pronto, tal vez gracias a esa contradanza extraña, apareció, como si la hubiera invocado, una brillante Princesa australiana. (me sentí en una de esas propagandas que hacía la Cristal hace años donde destapabas una chela y flechabas a las mujeronas que querías, ojalá fuera así de fácil). ¡Mamita querida! La rodeaban sus amigas y la mirada relamida de los danzarines.
A punto estuve de avanzar para pegarme a ella y sonreírle y bailarle e irme hasta abajo y ser felices por los cinco minutos que durara la canción. Pero una donna de pasta gruesa, aparentemente napolitana y de padres caribeños (y con mucha pizza mozzarella encima), se cruzó en mi camino, llevó mis manos a sus caderas, oficialmente estábamos bailando sin siquiera haberle visto el rostro. Let out me, fat ass!, pensaba mientras la rubicunda australiana se perdía bajo las vibrantes luces; ahora la italiana se movía como una epiléptica, obligaba a redoblar mi esfuerzo bailantino para cubrir sus anchas expectativas.
Quise impresionarla con mi acostumbrado pasito tecnocumbiambero del cuellito a la derecha y ahora a la izquierda, al que le sumé un zapateo improvisado para darle un aire más pueblerino a mi baile. Para matar ese mini romance llegó Lexus, que tocó mi hombro y me dijo que Vicente estaba preocupado, que me estaban buscando hacía rato. La italiana seguía en su brincadera. Dile que ya voy, debo haberle dicho a Lexus antes que de mis labios brotara un hilillo de sangre gracias al tremendo cabezazo que la napolitana conectó en mis cachetes accidentalmente, apenas volteé a mirarla de nuevo. Atontado, masajeando mis mejillas, me sentí cruelmente derrotado en ese momento, un cojudo a la vela, sin ganas de volverlo a intentar en esas aguas internacionales llenas de tiburones y orcas asesinas disfrazados de rudas napolitanas.
Eso esta tremendo me haz hecho reir. Muy impresionante tu narrativa, me gusto mucho, cuando lo lei volvi a vivir esa noche, te pasaste primo, ya sabes cuando quieras ir de nuevo aqui estamos!! Cuidate saludos a la prima bye!
ResponderEliminarquizás quisiste imitar el estilo de tu coautor lo cual me parece patético buca tu propio estilo me decepcionaste...
ResponderEliminarentretenida...me gusto que tu humor sarcastico y fresa al mismo tiempo
ResponderEliminarviajaste a tierras gringas.....
ResponderEliminarVicente, no podia creer que eras tu hasta que vi tu mensaje del feisbuc. Yo volveré, chupen en mi nombre. Saludos a la family.
ResponderEliminarAnonimo decepcionado, creo que Teni es más tiernón, más romanticón, más ricardomontaner. A mi no me gusta tanto eso y ahi empiezan a bifurcarse nuestros "estilos". Aunque personalmente creo que es muy pretencioso creerme dueño de un estilo.
Mariana querida, soy tu fresa, aunque prefiero ser tu chocolate.
Jose, pensé que había quedado claro.
me gusta el estilo de los dos, una buena combinacion de la realidad con el romanticismo como para no soñar mucho... gente idealista con intenciones reales... MAGIA 1
ResponderEliminarmuchachos me gusta como escriben en verdad me considero seguidora de su Blog me gusta como escribe teni (en especial teni)y tu reii pero tu ultimo post :S como te explico en que termina ...
ResponderEliminarQuerido reii jajaja dejame decirte que la historia fue mas que divertida han pensando en poner fotos de uds xq las que muestran son muy pekeñas....
ResponderEliminarquizas el final no conevce muxo que peudo decri
ResponderEliminarLa narrativa es tediosa pero entretenida, demasiado Renato Cisneros para mi gusto pero digerible y loable.
ResponderEliminarFelicitaciones!
Chicos sigan asi sigan escribiendo a y en lo particular me gusta mas como escribes reii besotes muak...
ResponderEliminarGaby....
pero que monce en verdad ehhh..yo que tu me la perreaba contra el muro jajaja no mentira pero hubieras hexo el intento pues en verdad ehhh..
ResponderEliminarhan dejado muchas dudas por resolver
ResponderEliminar1 que paso con julia y osquitar
2 que paso con BLue y Queen
3 QUe paso con las xikas de la playa
4 las historias son reales?
5 ¿que significa reii?
añorada Lorena del Nextel, el blogger no deja poner fotos más grandes, lo siento. Pero si quieres te pasamos el Feisbuc. Dejanos tu dirección en reiinerdiaz@gmail.com , te agregaremos(aunque no te pierdes de mucho). Un beso sin interferencias.
ResponderEliminarquerida Andrea C y los que no entendieron el final: el protagonista termina gruñendo de su torcida suerte, renegando de su destino, dolido por su devenir en esa fiesta: se soba las mejillas como quien consuela su torpe corazón. Un final de puntos suspensivos. Gracias por pasar.
Donde estes, gracias por la buena onda, Gaby.
The Conquer, las dudas se desenvolveran con el paso irremediable del tiempo. Paciencia y buen humor... 1)la otra semana estara la continuacion de esa mininovelucha que empecé. 2)Teni seguirá con eso de Blue o Queen en la tarde de hoy. 3)las chicas de la playa ya no bajan porque es Invierno. 4)Son todo lo reales que tu quieras. 5)Es el diminutivo de mi nombre: reiner. aprovecho para dejarle un saludo a mi madre y a mi tía por rebautizarme con ese remoquete.
Gracias a todos, el siguiente post estara colgado esta tarde de sabado de agosto quince.
Todas son rubias!!!
ResponderEliminarBueno ecepto una -.-'