Escrito por Miguel Morales
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A dos días de Navidad, el futuro de Junior pareció cambiar para siempre. No esperaba que aquel día Vanessa lo llamara.
-¿Te gustaría acompañarme a mi fiesta de promo?
-Sí, claro, pero cómo así, qué fue con Matías, pensé que ibas con él –balbuceó.
-Nada, de ahí te cuento, ¿entonces vas? –replicó ella.
-Sí, de todas.
Esa noche, Junior se quedó pensando en su cama: “Una de dos: o terminó con el payaso ese o se han peleado horrible”. No importaba, ya después se enteraría. Estaba contento porque al fin, luego de casi un año, aquella puerta, que muchas veces Vanessa le cerró en la cara con pretextos para no verlo, se abría sin que él la haya empujado. Se le ocurrió la idea de que podía estar siendo utilizado. “No creo”, rió para sí mismo y cerró los ojos. Se sintió ganador.
“¿Por qué eres así? Yo realmente quiero que seas mi pareja, pero tú no. Como siempre, antepones a tus amigos y no es justo que yo te lleve a mi fiesta y tú no hagas lo mismo. Pero si eso es lo que quieres, adelante”, rezaba el correo que Matías leyó el 21 de diciembre, a cinco días de la fiesta de Vanessa y a ocho de la suya. “Ya te expliqué que había quedado con Claudia hace mucho y tú lo sabías. Entiendo que no quieras que sea tu pareja, adelante entonces, ya hablaremos”, fue su respuesta.
Un año atrás, Matías le propuso a Claudia, después de besarla, que fuera su pareja de promo.
-Pero si aún falta mucho –respondió ella.
-Ya sé, pero estoy seguro que otros querrán ir contigo y no quiero que me atrasen. ¿Qué dices, vamos? –insistió él.
-Bueno, vamos entonces.
Si Claudia accedió tan fácil fue solo por una razón: ella comenzaba a sentir algo por él. Y es que era el cuarto sábado consecutivo que Matías iba a su casa a conversar, aunque en realidad ambos sabían para qué estaban ahí uno frente al otro, pasándola mejor que en cualquier reu o quino: siempre terminaban besándose.
Aquel lugar continuó siendo el refugio de ambos por unos meses más. Estaban de vacaciones y solo se veían los fines de semana: daba igual, en el colegio casi ni hablaban, solo cuando, en los últimos meses, él le preguntaba “oye, ¿este sábado también?”, a lo que ella contestaba con un sí casi automático. Claudia disfrutaba cada vez más de los encuentros y la espera del clásico ‘¿quieres estar conmigo?’ se hacía más y más angustiosa.
-Lo siento, hay una chica que me interesa mucho y no es justo para ti que sigamos con esto –le dijo él en una de sus tantas visitas.
La desilusión la invadió por completo. Tragó saliva y recordó que nunca le había confesado lo que realmente sentía. Aparentó fortaleza.
-Qué pendejo, pero ya, no hay problema, aquí no pasó nada entonces. Solo una cosa, ¿quién es la chica? –masculló.
-No es del colegio. Se llama Vanessa.
. . .
Orquídea, vestido, corbata, limosina y el huevón de Matías. Esos fueron los temas que rondaron por la cabeza de Junior desde la llamada de Vanessa. Ni siquiera la Navidad y el ambiente familiar pudieron distraerlo de su objetivo: hacer que ella pase una de las mejores noches de su vida. El 26, muy temprano, lo llamó para ultimar detalles y comprar lo que haga falta. Caminaron toda la mañana por Miraflores y después almorzaron. El gasto fue terrible: 200 soles en menos de 6 horas, pero qué más da. Qué es el dinero sino un vehículo hacia la verdadera felicidad.
A las cuatro él la dejó en su casa. Después de un esfuerzo sobrehumano, consiguió -o al menos eso creyó- que ella deje de pensar por unas horas en ese idiota.
-No te olvides, mañana a las 8 por favor –le dijo ella al despedirse.
-No te preocupes, llegaré puntual –respondió él.
-Sería más práctico si dejas la orquídea aquí de una vez, así mañana no tienes que estar cargándola –le propuso ella, al tiempo que Junior la miró incrédulo.
-Bueno, sí, está bien –titubeó pero después se repuso-. Gracias por elegirme como tu pareja, mañana la pasaremos muy bien. Se acercó y la besó en la mejilla.
Matías, quien no tenía ni idea de los nuevos planes de su enamorada, pasaba esa noche como cualquier otra. A eso de las nueve su celular timbró. Miró quien lo llamaba y dejó escapar un ‘puta madre’.
-Hola amor, ¿cómo estás? No esperaba que llamaras…
-Sí, en realidad yo tampoco pensé hacerlo. Estuve meditando un poco y sabes, mi fiesta de promo es algo realmente especial, y no me sentiría completamente feliz si ese día no estoy con quien realmente amo. ¿Aún quieres acompañarme? –lo sorprendió ella.
-Wow, gracias. Y claro, cómo no, me encantaría. Pero es mañana y no he preparado nada, no pensé que me dirías esto –replicó.
-No te preocupes, tengo una orquídea bonita acá. Me basta con ese terno a rayas que tanto me gusta –respondió ella.
Su voz era casi un susurro, producto de las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos. En ese momento no pensaba en nadie más que en Matías y en cuánto lo amaba, pero también en que, Dios mediante, esto sirva para que él pueda recapacitar de su decisión de ir con Claudia, demostrándole que lo único que importaba era su felicidad como pareja, tal cual lo demostraba ella.
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“Perdóname. Sé que te portaste muy lindo conmigo y por eso lamento mucho hacer esto. Al final voy a la fiesta con Matías. Entiendo que estés molesto conmigo y de verdad espero poder reponer este incidente de alguna manera”. Este fue el mensaje que recibió Junior esa misma noche. Preso de la ira, arrojó a la basura la corbata que había comprado para la ocasión y sintió que odiaba al mundo, a Vanessa y, por encima de todo, al hijo de puta de Matías. Diez minutos después, sollozando, pensando en lo imbécil que había sido al dejarse ilusionar y lo pendejas que son algunas huevonas despechadas, juró nunca más portarse de tan buena manera. “¿Para qué, para que te caguen así? Que se vayan a la mierda”, se reprimió a sí mismo.
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Vanessa pasó la noche de su vida. Tal y como lo había soñado, bailó con Matías toda la madrugada y brindaron por su amor. Durante toda la velada, se mantuvo a la espera de alguna señal, por más pequeña que fuese, de que tres días más tarde compartirían la misma felicidad.
-Sé que la pasamos excelente y me divertí mucho. Te amo pero entiéndeme, lo mío es una promesa de hace más de un año, lo tuyo fue solo un impulso porque estabas molesta –le dijo él al día siguiente mientras hablaban por teléfono.
Ella se limitó a escuchar aquellas frívolas palabras. No podía creer que, después de todo lo hecho, él sea tan insensible. No le respondió nada, colgó el auricular y se echó a llorar. Pensó en lo estúpida que había sido al esperar algo diferente, en lo mierda que son los hombres y juró nunca más amar tan fácil y rápidamente como lo hizo con Matías. “¿Para qué, para que te caguen así? Que se vayan a la mierda”, se reprimió a sí misma.
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Fotografía por dutchb0y
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waoooo es sin duda una de las mejores historias que he ledio, simplemente genial. Uno, porque el lenguaje es sencillo, claro y directo, segundo porque el final es inesperado, al final todos terminan tristes y solos, y todos tan enamorados y de diferentes personas, tercero , ahh esa canción, me trae muhcos recuerdos. Suerte.
ResponderEliminarBastante interesante, pero practica un poco cómo manejar los diálogos, tú manéjalos a ellos, no ellos a ti. Un poco infantil la historia, pero tierna.
ResponderEliminar¿Para qué, para que te caguen así? Que se vayan a la mierda”
ResponderEliminarcada uno actúa según lo que lo conviene,casi nunca pensando como afecta a otras personas,eta es una constante de la vida que siempre me ha intrigado
Hola, me enlace a su blog desde Operación Fishland. Dejénme decirles que es demasiado bueno lo que hacen y como he publicado en mi muro del Facebook: "Por fin he descubierto un blog echo y predestinado como para mí.... jajaja"
ResponderEliminarMe gustaría poder compartir algunas historias que he escrito, así que si hay forma para aquello, yo estaría encantado en poder colaborar.
Un abrazo desde Chimbote
Giancarlo
Hola, me llamo Santiago, y vengo leyendo el blog, hace ya un buen, buen tiempo, donde he notado la "metamorfosis" ( citando a Kafka) y la "evolución de su especie" ( Charles Darwin) que se han convertido en un pasamiento entretenido, gracioso y pintoresco de la red.
ResponderEliminarMe parece más que interesante, lo que hacen los administradores de este blog, que con su inexperiencia o corta trayectora hacen para el comun lector comun salir de la retina. Espero respondan si es posible mandar un texto y que sea publicado. Un abrazo desde Rosario.
Respuestas de Miguel:
ResponderEliminarCTLJ: Gracias. Como dices, pienso que es mejor utilizar un lenguaje claro y sencillo, facilita mucho la lectura. Esta especie de enredadera amorosa suele darse, aunque no siempre con finales tan curiosos, razón por la que decidí escribir esa historia.
Anónimo: La historia es de chicos de 16 años. Quizás el tema de la fiesta de promo te parece infantil pero sabemos que, sobre todo para las mujeres, ese tema es importantísimo a esa edad. Gracias por la sugerencia con los diálogos y tu comentario.
AAC: Me intriga tanto como a ti, aunque debo decirte que sí existen personas que aún actúan pensando en el resto. Gracias por comentar.
Que te puedo decir, tan simple como la vida, lo que te dan te quitan. Claro ejemplo de lo que le pasó a la chica de tu historia. Una pequeña gran vengaza.
ResponderEliminarEs increible como las historias se puedan entrelazar entre sí. Me hace recordar claro esta en menor grado a Closer.
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