Imagen por Clarity25 |
Todo había acabado. Todo
había pasado tan de prisa que no asimilaba que era el último día de clases,
del penúltimo año, antes de que el mundo
se acabe o al menos eso decían. Eso esperaba. Nos separa un riachuelo de
cerveza caliente sobre la mesa. Pero ahí estaba ella a escasos centímetros míos
en silencio como siempre, ocultándose tras una inocente sonrisa o con un
cigarrillo entre los labios.
Yo había escogido el
bar, la mesa y la silla donde iba a estar sentado. Pero no podía escoger el momento
exacto para acercarme a ella, separarla del resto, y morderle la boca. Sabía
que podía ser la última vez, lo intuía, lo sabía, lo lamentaba. Ella solo
jugaba conmigo y yo me había enamorado de ella.
Sin embargo, lo que me
molestaba más es que ya no lo haga. Que el verano nos separé, que ya no haya
más trabajos en grupo, reuniones en su casa, o en la mía. Que no me llame. Que
le escriba. Que no responda. Que haga el papel de chico enamorado y ella de
mujer indiferente.
Muy cerca de nosotros había
un pequeño grupo de chicas que nos habían observado desde que habíamos llegado.
Ellas habían tomado unas copas demás y nosotros recién empezábamos. Una de
ellas, la menos agraciada de las tres se me acercó y me pidió un poco de fuego
para llenarse de humo los pulmones.
Saque mi encendedor del
bolsillo y le encendí un cigarrillo. Aunque, trate de sugerirle que aquel bar
estaba prohibido, ella me regaló una enorme sonrisa y empezó a reír como si le
hubiera dicho alguna gracia. Luego, me preguntó si era nuevo en dicho lugar, la
miré fijamente a los ojos y le dije que no, mentí.
Las cervezas que han
llegando a nuestra mesa casi la llenan por completo. Es la cuarta ronda, y
presiento que aquellas chicas de la mesa continua siguen observándome, quizás
sea producto del alcohol, la música, las ganas que tengo de besarla, o de sacarle
celos a Milenka que conversa con Rolando, además ella se muestra indiferente a mis flirteos
con las chicas de la mesa continua.
Ella habla con el
gordito Rolando, le susurra cosas a la oreja que no logro escuchar. Lo hace
para sacarme celos, pienso. Por otro lado Rolando está feliz, y piensa que está
noche podrá decirle que él también está enamorado de ella. Pero ella juega con
él como juega conmigo. Pobre infeliz.
Cerati quiere amor de música
ligera y Milenka por primera vez en la noche se levanta de la silla, se aleja
de la mesa y se separa de nosotros, yo voy tras ella. Qué habilidad tienen las
chicas de escabullirse entre las masas y perderse entre las luces de neón que
ahora confundo con estrellas. No la encuentro. La he perdido, hasta que
tropiezo con una pequeña botella vacía en el piso y la veo.
La llamo
desinteresadamente, mientas ella habla por teléfono pero al verme cuelga
instintivamente. Ella se acerca a la barra y compra dos cervezas pequeñas, me
regala una. Me ofrezco a pagar pero ella toma mi dinero y lo pone en el
bolsillo de mi camisa. La música suena cada vez más fuerte, y la llevo a la
pista de baile, sin embargo me regala una sonrisa y se disculpa porque tiene
que ir al baño. Regreso a la mesa derrotado pero con una pequeña cerveza de
consuelo, nadie pregunta por Milenka.
Johana, que es una de
las chicas de la mesa del costado, me pide mi encendedor y se dirige a una
especie de puerta secreta, primero la sigo con la mirada, me levanto y mis pies
caminan en dirección a ella. ¿Puedo acompañarte?, le pregunto. Ella se ríe y me
pregunta si aquella chica sentada en la mesa es mi chica; y yo miro a Milenka de
forma cómplice y le afirmo que solo somos buenos amigos, que alguna vez intentamos
algo pero no funcionó. Pero ¿cómo te has dado cuenta?, le pregunto; y ella, porque
te mira de forma desinteresada pero con interés. Cosa de chicas, y se quedó en
silencio. Nunca entenderé a las mujeres, bromeo y golpeo de forma consecutiva
mi último cigarrillo.
No obstante, no sé en
qué momento la chica del cigarrillo mentolado, empezó hablar de filosofía; y yo
le escuchaba. Descubríamos que teníamos pequeñas coincidencias y cosas en común
y antes de terminar de hablar sobe Benigni, nuestros labios empezaron a
acercase. La besé y me besó.
Diez minutos más tarde,
fueron a mi búsqueda, y me dejé encontrar. Me despedí de la desconocida de nombre
mentolado y dejé en el aire una promesa florando de que la llamaría cuando
regrese a casa. Milenka echaba fuego por los ojos, y me llamó a un costado y me
susurró lo nuestro ha terminado; y yo, si nunca empezó.
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Esta historia en una canción
[ Aviso #1: Quiero invitarlos, queridos lectores, a mi cumpleaños que será hoy viernes 28 de diciembre en la Plaza San Martín del Centro de Lima. Sería un golazo verlos ahí. He hecho un video para que se animen a ir conmigo a celebrar antes que nos atrape el fin de año. Saludos y felices fiestas. ]
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[ Aviso #2: Están invitados a participar en el evento Plumas Invitadas 2013, que serán las últimas. Envíen su choteada al correo blog.choteadas@yahoo.com. Entérense más en este link: Bases del Tornero de Plumas Invitadas. ]
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