miércoles, 9 de junio de 2010

La amiga que no perdí (Episodio II)

Viene de La amiga que no perdí (Episodio I)




SIENTO QUE DOS DEDOS se posan en mi espalda. Me hago el sueco y demoro en voltear, sabía que me esperaba o la mirada tibia de Lucía o los golpes secos que ella había aprendido en su patria marítima de Chorrillos.

La miré y me dijo “ya no estoy molesta contigo”. Le dije “entonces por qué no me hablabas”. “Fuiste un imbécil con eso que me dijiste”, contestó. “Qué te dije”, pregunté cínico. “Y tus correos me dolieron mucho”. En ese momento, su amigo, por joder, dijo “shhhhhh” y nos hizo salir de la biblioteca a hablar más serenos.

El solo hecho de volver a caminar a su lado indicaba que se habían terminado las rencillas. Sólo quedaba afinar esos detalles del pasado, sin los cuales la amistad no iba a continuar.

Caminando en el frío, me explicó la verdadera razón de su molestia: “aunque ya te perdoné, no puedo creer que le hayas dicho esas cosas sucias de mí a Tiger”. Recordé todo inmediatamente, un año antes habíamos hablado por Messenger notoriamente exaltados y yo, en un arranque de ira, queriendo ganarle la discusión, la pelea de gallinas, le dije: “ah sí, y me encontré con tu ex en el Hueco. Entre chelas, hablamos de ti. Le dije todo lo que él no sabía, que eras una come-hombres, que le habías puesto los cachos con un stripper y siete más”.

Fue un año de rencores de ella hacia mí. Un rencor justificado hasta lo que aquí he contado.

Ahora entendía que esa fue una frase infeliz, además de mentirosa. Por querer herirla, inventé ese encuentro con Tiger, que nunca se dio. Jamás podría haber compartido el bar con su ex, ya que este siempre me miró con hostilidad y desconfianza. Una vez, saliendo de clase, Tiger le dijo a Lucía: “tu amigo está enamorado de ti, se queda mirándote todo el rato”. Y Lucía le dijo: “ay no, qué cosas dices, si casi ni lo conozco”.

Le conté que todos eran falsos testimonios, que solo había infringido el octavo mandamiento, había mentido descaradamente en mi intento por herirla: Tiger y yo nunca nos reunimos a intercambiar rajes, o decir cosas malas, deshonestas y mezquinas de Lucía. Así le expliqué pero, igual, ella seguía algo decepcionada de que yo, su amigo y perro fiel, hubiera tenido la bajeza de difamarla con el ex que tanto quiso, como creyó en ese entonces.

Esa mentira obedeció a una venganza por la indiferencia y desprecio que ella muchas veces chorreó sobre mí.
-Es que odiarte es mi forma de quererte -me decía-.
-Entiendo, pero uno también tenía su dignidad –dije-.
-Me hubieras dicho que te jodía, te hubiera tratado mejor.
-Y nunca lo negué -respondió.

Otra vez los ánimos se caldeaban, propuse un alto antes de discutir ferozmente de nuevo. Le pedí perdón. Haya tenido la culpa o no, yo cedía, como corresponde. No es bueno tener orgullo si quieres recuperar una amistad.

La vi con hambre y le ofrecí unos bocaditos en la cafetería a modo de celebrar la reconciliación. “Pide lo que quieras, yo pago”, dije para imitar a un galancete de cuarta. Pidió un flan de mango y un tiramisú (extraño postre veneciano). En la mesa, me advirtió “ni creas que con estas cositas ya somos amigos”. Yo lo tomé a la broma, entiendo que Lucía es así, te ganas su corazón pero no te lo dirá jamás. Conversamos para afinar algunos detalles del perdón sincero y la reparación justa con sabor a tiramisú.

Como su clase empezaba en cinco minutos, la acompañé a su salón en la facultad de Derecho, no quería que le bese las mejillas pues “aun me das miedo”, me dijo. Asentí y me fui.

Nos alejamos unos pasos, ella volteó y me llamó. Me acerqué sin prisa.
-¡Apúrate que ya empieza mi clase! –gritó-.
-Tú me has llamado, corre tú – le dije-.
-¿Hasta qué hora te quedas? –preguntó sabiendo que era semana de parciales y no tenía más clases en la jornada.
Supuse que quería verme luego y le ahorré las palabras con mi respuesta.
-Me quedo hasta que salgas.

Quedamos en que la llamaría a las nueve. Volví al tercer piso de la biblioteca a escribir un poco, terminé subiendo unas fotos al Facebook. Dieron las nueve y la llamé. Le dije que suba al tercer piso, que la esperaba. Cuando llegó, me vio usando el Messenger y dijo “shú shú, voy a usar tu lap top”. Yo, que ya no era el mismo de antes, en vez de levantarme del asiento, le ofrecí la mitad de él. Ella se sentó, era raro ver a Lucía tan cerca, es más, nunca tuvimos los rostros a tan pocos centímetros. Ella bajaba una canción del Rapidshare: “Ninguna”, de Jorge Villamizar. Me sentí tentado a besarla, pero sólo dejaba que pase mi brazo en sus hombros. La Lucía del Pasado no lo hubiese permitido.

Vamos, debo decir la verdad. Sólo concibo la figura de una buena amiga si puedo llegar a tener la confianza de besarla, que me deje envolverla de abrazos y así soltar los secretos, relajar las clausulas morales y ser transparente con ellas. Como es de esperarse, la realidad y la teoría no se mezclan, ninguna de mis buenas amigas aceptaría eso.

Teni se conectó al Messenger y me habló, para reírme un rato le dije a Lucía que hablara por mí con Teni, a quién ella llama “Tenchy”.

-Oye Pato, qué haciendo
-No soy Reiner, adivina quién soy.
-Ya Pato déjate de huevaditas, ¿vas a ir a mi casting?
-Adivina pues.
-¿S…, Carmina?
-No.
-Me doy.
-No vale darse, sigue –“putamadre”, pensé, “si Teni sigue mencionando más chicas me va a bajar puntos con Lucía, waaa”-.
-¿Rozzenda, Queen, Aurora?
-No.
-¿Quién eres?
-Soy Lucía y Reiner está a mi costado, pero me voy porque vivo a dos horas. Chau, Tenchy.
-Pato, pendejo de mierda, ya me contarás después… (este usuario ha cerrado sesión).

En el camino, le preguntaba a Lucia si había vuelto con Tiger mientras estuvimos alejados. Me lo negó, aunque yo recuerdo claramente haberlos visto juntos más de una vez. Subidos en el micro, ella viajó sentada y yo parado, le preguntaba si al día siguiente nos veríamos. Me dijo que no. Bueno, tampoco somos uña y mugre para vernos todos los días, pensé, sólo somos amigos.

(...)

Al día siguiente, cuando aun dormía, recibo un mensaje que dice: “reii acompañame a golpe de 8 pm al chifa del frente a ver el partido de alianza. Vamos di que siii :D”. Pensé que era Teni, o algún otro amigo con baja testosterona. ¡Pero era Lucía!

Tres horas antes de ese fatídico partido, recibí otro mensaje: “rei aparece a puerta d biblio k no puedo concntrarme x un imbecil y necsito tu concjo desawebeador del dia!”. Esa era la Lucía del pasado, la que pedía auxilio siempre.

Por supuesto que no aparecí sino hasta la hora del partido. No conocía esa faceta futbolística de Lucía, no sabía tampoco que era hincha a muerte de la U. Llegué y la llamé, obviamente me hizo esperar un rato hasta que llegara. En el chifa, además de disfrazarnos por dos horas de sufridos hinchas aliancistas, me hizo comprarle un arroz chaufa con pollo para disimular nuestra condición de sufridos hinchas misios. Yo veía el partido y ella comía con su mano.

Lucía me contaba que tenía que comer sí o sí ya que sufre de anemia. Cuando me dijo eso, yo me congelé, pues confundí por un momento la anemia con la leucemia, y adopté una actitud como si Lucía fuese a morirse de aquí a un año. Ella celebró mi confusión con una risotada, sólo para comprobar que una chica con esa risa pegada en los labios es inmortal.

(...)

La noche siguiente, fuimos a comer al “Mundo Lights”, un huarique al frente de la Cato donde venden postres de fruta que yo odio por ser tan crudos, tan faltos de, jliup, carne. Desde las comilonas organizadas en mi colegio de primaria, siempre he detestado la clásica ensalada de frutas bañado con yogurt de fresa. Pues esa noche, Lucía, que decía que no había almorzado, y yo, a pedido de Ricardo Z., un amigo, fuimos juntos a llenarnos la barriga y renovar la flora bacteriana.

Todo bien con los vegetarianos, pero ver tantos cubitos de fruta revuelta me empalaga. No resisto ese espectáculo grosero de frutas, esa orgía de plátanos, manzanas, sandía, uvas, naranjas, fresas, papaya, mandarinas, naranja, duraznos y leche condensada. ¡Diaj! Lucía pidió una ensalada extra-grande. Ricardo Z., un vaso de yogurt y yo fui salvado por el único pedazo de carne de esa fonda, un sanguchazo.

Luego de unos minutos, Lucía sintió nauseas de su ensalada y agarró mi sánguche, lo mordió sin asco y no me lo devolvió. Me irritó un poco su actitud de querer dejar sentada su superioridad. No por la mísera hamburguesa, pues me pedí otra en el acto, sino porque nuevamente demostraba que me sometía pero esta vez ante la mirada atenta y descolocada de Ricardo Z., lo que convertía todo en una pequeña humillación.

Esto era la guerra y la venganza sería dulce, inmediata y torpe: cuando llegó mi otra hamburguesa de carne, Lucía volvió a pedírmela con voz acaramelada. Ya no volvería a caer, así que le dije que esperara, pero nunca le llegué a invitar. Si hubiéramos estado solos, se hubiera abalanzado sobre mí a quitármela pero con Ricardo Z. al lado, sus impulsos eran disimulados y su odio escondido. La miré fijamente a los ojos y me comí todo el pan yo solo.

Fue un momento incómodo para Ricardo Z. Lo hicimos partícipe sin querer de nuestras riñas, que siempre son así de naturales. Lucía me dijo que era un maldito, que ella no había almorzado y por eso me pedía más comida, que no quería aprovecharse de mi buena voluntad. Me sentí en falta pero tuve que hacerme el que no le importaba nada.

Pasada esa escena, despedimos a Ricardo Z., llegamos a la esquina y subimos al micro. Un poco molesto aun, le advertí que ella y yo no seríamos los mismos chiquillos de antes, que en ese año sin vernos yo había fogueado un poco más mi carácter y ya no me dejaría manipular más. Ella rápidamente retrucó que no se hacía problemas por eso. Sus palabras fueron “yo no vivo del pasado”.

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Fotografía por tengtan
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El post entero en una canción de Sabina.


8 comentarios:

  1. jajajaja, la parte final, parece copiado de teni, ¿Quieb Demonios es Ricardo Z? ¿Que hacia ahi con ustedes? Debe ser que no lei bien,o no especificaste mejor.

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  2. Debo decir Reiner, cuando me contaste, leimos y revisamos este post, lo disfrute de principio a fin, quede atrapado de la narrativa, pero en dos capitulos;es decir, ocho hojas de word, no me convencio del todo eh.

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  3. Me engancho el post, esta bueno. Seguro que esta flaca siempre te va a buscar cuando otro pavo le ponga los cuernos y ella te cuenta que tb le ponia los cuernos...clasico en las flacas...jajaja...pero asi somos los "amigos" estamos para escuchar y pensar...que seria si..

    No dejen de leer mi blog y comentar algo...Este domingo de todas publico algo

    http://domingosdeinsomnio.blogspot.com/

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  4. Me has pirateado el título maldito palmípedo primo de la guayaba.

    Pero lo has hecho bien.
    Algunos párrafos muy largos y abrumadores, y otros muy buenos.

    Pero a grandes rasgos, tus post es digno a algunas risas.

    Me gustó.

    Y más la tal Claudia Lucía de Chorrillos, si es como la describes...

    ¿Me la presentas?

    Tú sabes que conmigo no corre peligro :)

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  5. RESPUESTA

    Hola Adriana, Ricardo Z. es un amigo de la facultad. Apareció esa noche para acompañarnos a comer y presenciar nuestra discusión. Ha aparecido brevemente, sin querer y sin saber, en otro post llamado "Por siempre a las cinco (episodio cero)". Saludos y no creo que Teni haya inventado esos finales abiertos (es más, creo que no le gustan). Yo quise hacer notar que la amistad con Lucía no será la misma de antes.

    Ý Teni, hay posts que se postean sin ser posts. Hay posts que no califican como posts pero deben ser publicados con confianza y urgencia para calmar alguna zona álgida del cerebelo. Un abrazo, pollogordo.

    Hola Javier Muñoz, aunque Lucía dice que no quiere nada con hombres por un buen tiempo. ¿Le creemos? Viviremos de salchipapas estos días. Saludos.

    Hola Ricuy, tú siempre quieres que te presente a todas ¿no? El título era el único capaz. Abrazos.
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    MAÑANA SALE SIN CENSURAS EL POST DE TENICELA.

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  6. Dejate de webadas,Reii, besala, hazla tu novia, y termina con tus choteadas.

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  7. LUANA:

    DOS PERSONAS DE SEXOS OPUESTOS NO SIEMPRE SON AMIGOS,UNO SIEMPRE SIENTE ALGO MAS QUE AMISTAD Y POR MIEDO DE DECIRLO NO TE ENTERAS DE QUE, TAL VEZ, LA OTRA PERSONA SIENTA LO MISMO POR TI, O TODO LO CONTRARIO.

    EL QUE NO ARRIESGA NO GANA.

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  8. respuestillas:

    Anónimo, besaré a Lucía si ella me besa. Ja. Saludos.

    Hola Luana, me gusta tu nombre. Probablemente, después de este reencuentro algo accidentado, Lucía tenga que elegir entre ser mi amiga o mi novia. Conociéndola, elegirá olvidarse de mí. Abrazos.

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Aunque sea una carita feliz... )=D