miércoles, 19 de enero de 2011

V. La chica de la madrugada solitaria (parte final)

[Viene de: Parte I - La chica de la madrugada solitaria.]




Miércoles, 31 de diciembre de 2008

-¿Terminaron? –preguntó Javier a través de la pantalla-.
-Larga historia, querido.
-Cuéntamela.
-Ahora no tengo tiempo, mejor dime tú, ¿cómo te va en la chamba?

Una chilena fue la primera conquista de Javier en Norteamérica. ¿Era acaso la culminación de un sueño chauvinista que tenía hace tiempo? No, él distaba del estereotipo antichileno, nada más estúpido, pensaba Javier, que vengar la derrota del Pacífico culiándose una chilenita. Nadie le creía que en verdad las mujeres del vecino sureño lo atraían por su rapidita pronunciación del español, sonido que rayaba sus oídos sin fastidiarle. De lo que no quedaban dudas, era del motivo que llevó a Javier a abandonar Lima, es decir, olvidar a la chica que lo olvidó primero: Sylvia.

La distancia hizo su trabajo con Sylvia, la muchacha con la que Javier terminó más por omisión que por error, y diluyó su historia en el remolino oscuro de los tiempos, la suprimió por partes de su memoria (al menos eso creía él). Los consejos que Lucía enviaba desde Chorrillos, en Lima, ayudaban en ese propósito. Su relación terminó como se estilan acabar las relaciones en estas épocas de redes sociales: sin decir nada, sobreentendiendo todo, dejando que las cosas se enfríen. Cierto día, Javier se dio cuenta que él, y no Sylvia, hacía esfuerzos por llevar la relación a flote. Él la llamaba, él le escribía mensajes, él la visitaba, él todo pero ella nada. Un día decidió no llamarla para ver qué hacía ella y el resultado fue el esperado: de ella nunca se supo más.

Esa tarde de Nochevieja, Javier consultó esto con Lucía, ella eligió la más fresca de sus sentencias: “si sientes que no te quiere, ¡déjala!”. Javier escuchaba mucho a Lucía, creía que su experiencia en relaciones fugaces y no tan fugaces la autorizada a hablar desde el conocimiento arduamente empírico de los hombres y las mujeres. La larga lista de chicos que Lucía había besado años atrás con mozuela curiosidad inspiraba confianza para consultarle. “Si no te llama, búscate otra, cuál es el problema”, decía ella con insensible razón que clarificaba en la cabeza de Javier los hechos ocurridos con Sylvia.

Aquel verano limeño a la vez que invierno estadounidense, ambos descubrieron aquella fabulosa herramienta conocida como Skype. Ella se unió primero y Javier, amiguísimo, la siguió.

-Qué tienes –dijo Javier-.
-La jodida migraña de nuevo.
-¿Quieres que haga caritas por la webcam para que te mejores?
-No, eso no ahora. Mejor voy a prepararme un “Midnight-snack”.
-¿Cómo se hace eso?
-Ehmm… yogurt, cereales, fruta, galletas Oreo y no sé, lo que encuentres.
-Quiero probar ese sancochado algún día, no sabes el frío que hace acá. Estamos a menos cinco.
-Con razón tan abrigado.
-Esta chalina la compré aquí. Y también le compré un polo a Sylvia.
-¡Tarugo, deja de hacer cosas por ella!
-Sí, lo sé, te prometo que esto y el peluche será lo último.
-Javi, apaga tu tecnocumbia y mírame a los ojos. Hasta cuándo vas a recordar a esa… esa…
-¿Piba?
-Piba, shipiba, lo que sea. Pasa la página, olvídala. ¡Busca a la chilena!
-No pues. La santiaguina es mi aventura de tres meses. Cuando vuelva estaré solo de nuevo.
-Acéptalo, Javi, es la ley de tu vida.
-Preséntame a una de Las Meras. Esa que me decías que era la más buena, ¿Raquel?
-Quita el nombre de mi amiga de tu puta boca –se molestó Lucía-.
-¿Amiga?, no dices que ya no las ves.
-Las amigas no necesitan verse siempre para ser amigas.
-A ver, ¿en qué están ellas?
-Hoy me voy a una fiesta con Fiorella. ¿Te acuerdas de ella?
-Sí, la que vive en un telo miraflorino. Pensé que la pasarías con Tiger, ¿han peleado?
-No quiere salir, el mongolo dice que reventará cohetecillos con sus primitos. Lo voy a ver mañana.
-¿De boleto?
-Fácil.
-¿Te puedo preguntar algo?
-No, ya me voy, llegó Fio.
-A dónde irán –esta no era la pregunta-.
-Nunca lo sabrás.
-No creas, siempre hay un testigo de tus travesuras, siempre.
-Que nunca hablará contigo, cada amiga sabe y guarda un secreto mío, pero ninguna los tiene todos por juntos.
-Qué peligroso sería eso.

Lucía cerró sesión. Había estado hablando mientras recorría la habitación de un lado a otro, ¿buscaba perfumes, ropa, aretes?, se preguntaba Javier mientras la miraba por la cámara web. Él apenas veía una pared por la que parecía pasar el alma de Lucía como una ráfaga, esto gracias a la lenta conexión que tenía. A las horas que marcaban en Chorrillos, había que restarle dos y por eso faltaban varias horas más para su año nuevo. Decidió alistarse para ir a buscar, junto a sus compañeros de cuarto, una fiesta memorable en algún bar del pueblo aledaño.


Hechos-sin-fechar

-¿Qué haces con ellos? –preguntó Javier, apoltronado en su banca-.
-Soy “Hermana Pucp” –respondió Lucía-.
-¿Qué es eso, una congregación?
-No es necesario que lo sepas, Javi.
-Normal, pero veo que estás a medio camino entre ser una guía de turistas y una brichera universitaria.
-Clarín corneta, pero por lo menos hago algo, no estoy sentadaza como tú.
-Sí, pues. Ya hiciste mucho, mira, ese gringo te espera.
-Guarda tus palabrejas, Javi. Él es Nicola, mi amigo francés.

Y así tan fácil como chocaron sus caminos, se volvieron a separar. Estaban acostumbrados a eso: toparse en la Universidad, conversar un rato, tal vez tomar un café de máquina, reír un rato y despedirse. La facultad oprimía los tiempos de Lucía y lo mismo le pasaba a Javier, cuyos cursos en la facultad de Comunicaciones le demandaban esfuerzos extra de coordinación con compañeros vagonetas que no sabían redactar.

Lucía era de la idea de llenar el currículum con cualquier actividad que se presentase en el camino. Así, había hecho voluntariados en zonas retiradas del país, había construido casas en asentamientos humanos, apoyó a sus amigos clauns un par de Navidades en el Hospital del Niño y un largo etcétera. Las ganas de recorrer comunidades desfavorecidas le entraban por sus arterias antropológicas, rama en la que hubiera querido profundizar más profesionalmente de no mediar la presión de su madre y un poco de su padre prófugo.

El “Hermano Pucp” es un sistema ideado por la propia Universidad para integrar a los alumnos de Intercambio a la vida de la ciudad. Para esto, recluta alumnos que cumplan requisitos de bagaje cultural, conocimientos de historia peruana y estándares de salubridad para que orienten y acostumbren a los estudiantes foráneos al circo limeño. El sistema funcionaba a la perfección, era la excusa perfecta para practicar otros idiomas, tener contactos en el extranjero y enamorarse con furia por unos meses.

Actividades mejor logradas en las recurrentes fiestas de Integración que en el mismo Campus, donde todos eran modositos, fingían estudiar y guardaban las formas (verticales de los cuerpos). Las clases de la Universidad era el floro de los días útiles, los fines de semana aparentemente inútiles sí que eran vivificantes pues se usaban en viajes rápidos al interior del país. Cuando no hacían viajes era porque uno de los generosísimos hermanos Pucp juntaba en su casa a todas las sangres del mundo para una “chupeta memorable”. Tal fama tenían estas reuniones cosmopolitas en la conservadora Lima.

Recuerda Lucía que acabado ese ciclo, luego de haber comprado regalos con el mísero sueldo de su primer trabajo, dejada atrás la navidad, recibió en su bandeja de Hotmail la invitación a una Integración para despedir el año en casa donde Nicola era huésped ilustre. Inmediatamente, cogió el teléfono y llamó a Fiorella. “Ingrata, si yo no te llamo tú tampoco, ¿no?”, la culpó Lucía. “¿Ya te deja salir el energúmeno de Tiger?”, retrucó Fiorella con mucha astucia. “Ya, no lo nombres, tengo una misión para ti”, dijo Lucía y consumió todo su saldo contándole el plan de fin de año.

En los oídos de Fiorella, sonaba a buena nueva. “¿Qué tipo de extranjeros?”, preguntó. “Déjame al francés, te cedo lo demás”, respondió Lucía.

(…)

Lucía asistió a la fiesta a expensas de Tiger, sin su consentimiento, traicionando su confianza, timando la inocencia si bien aguafiestera de los sueños en los que seguramente se encontraba (tal vez soñando con ella y el encuentro pactado para el Primero). La presencia de Fiorella, sentía Lucía, expiaba un poco su culpa, mejor dicho, la compartía, la volvía para dos. Al final, Fiorella fue quien insistió en ir de todas maneras al fin de año con los franceses.

Aterrizaron en la fiesta y Lucía presentó a Fiorella y Nicola. Éste último las presentó con Rurh, que se perdió junto a Fiorella por los pasillos de la casa. Las cosas habían cambiado desde los tiempos destemplados de la juventud, las Meras habían aprendido a cuidarse solas, a buscar sus propios hombres y burlarlos sin necesidad de tener amigas escoltándolas. Mientras Rurh entablaba los primeros pininos de su conversa con Fiorella, le hablaba de sus viajes y de las cosas sorpresivas de Cuzco, como por ejemplo, la experiencia divina de ver miles de dioses Incas regados en las calles que cobraban un dólar por hacerse fotos con ellos.

Lucía y Nicola habían superado esta fase tiempo atrás. Sus conversaciones enfilaban por el lado del historial amoroso de cada uno y Lucía era experta en desaparecer cualquier rastro de compromiso pasado o presente. Los problemas con Tiger eran recuperables pero la situación era inmejorable para anotarse un puntazo con el francés Nicola que estudiaba Antropología y tenía una novia en Europa, paseandera como él, pues mientras visitaba Perú, ella visitaba México. Lucía le pidió bailar.

Nicola contrariaba la rigidez del francés promedio con unos pasos lentos pero bien organizados y graciosos de salsa. “Sigue mi ritmo”, le decía Lucía al oído. Él respondía tu dois etre le diable dans une femme”, y era exactamente lo que Lucía sentía, que el diablo estaba metido dentro de ella. Delante de él, se sentía poseída. Otra vez con su voz roída, Nicola le dijo que le quitaría el cuello de un mordiscón. Los franceses sí que sabían ser serios y mandones, pensaba Lucía antes que la cautive de nuevo: “Je vais commencer par tes levres”, y así lo hizo. Empezó a besarla.

El camino no tenía retornos, ni uno solo. Licuaban sus fluidos salivales con una rapidez que acuchillaba el viento, dieron vueltas inconexas y rindieron sus fuerzas un momento para agarrar sobre los sillones mullidos. Hasta que Nicola propuso subir al dormitorio y pasar las doce arriba.

Como todo se le había escapado de las manos y Lucía ya no era ella, ¿acaso su espíritu escapaba al pasado sin consultarle?, ¿deseaba encontrar el misterio de la infidelidad?, ¿besando un poco a otro chico estaba trampeando?, ¿volvería a coleccionar hombres de nuevo?, se preguntaba y se preguntaba Lucía. Proseguía, ¿por qué sentirse mal si lo disfrutaba?, ¿alguna vez Tiger se enteraría?

Las preguntas sólo la mareaban, intentar buscar razones a su vida, a sus actos deshacían el momento, clausuraban las puertas del deseo, representadas esta vez por la habitación de Nicola. Cualquier razón no dejaba de serlo por más que sintiera, en su proceder, malas intenciones. Las cuales Nicola, estaba segura, no le hacía sentir mientras jalaba su brazo, prensando sus dedos suavemente.

Aquella noche, Nicola hizo lo que Lucía le permitió.



Lunes, 16 de febrero de 2009

El frío había cedido y ya no helaba la sangre de sus dedos. Había aprendido a acoplarse a nuevos climas y a conectarlos con sus días. Así, el invierno que había buscado en Estados Unidos no era más que un espejo de la soledad que llegó a sentir luego de romper con Sylvia.

Poco a poco, fue acostumbrándose a visitar el Messenger no para ver a Sylvia conectada, si no a Lucía, cuyas largas charlas, más largas según recuerda que en la mera realidad, le ponían bien;  por ratos, ella se ponía hostil con las preguntas inoportunas de Javier. A veces lo sentía muy curioso de su vida: detalles, reacciones, manías, quería saber muchas cosas de ella.

-¿Alguna vez le sacaste la vuelta a Tiger?

Meses antes no le hubiera contestado esa pregunta. Con las semanas que ya llevaba el año, las conversas archivadas en carpetas del disco duro, Lucía había confiado otros secretos de su vida: la guerra inexplicable contra el pequeño Jeremías, el abandono de su viejo y la esforzada tarea de su madre por pagar su carrera en la Católica.

-Sí, dos veces –dijo Lucía por fin-.

La primera vez fue con un emo roquero y la segunda con un estudiante francés, contó Lucía. Al primero lo conoció en un bar, fue simple, recordó, él tocaba unas canciones, bajó a la barra, conversaron un rato, se gustaron, “me dedicó unas rolas y nos vimos afuera, se quiso pasar de vivo así que lo convencí que perdía el tiempo conmigo, es más, lo convencí de que era un perdedor”, detalló Lucía fríamente.

El último año nuevo Tiger fue adornado otra vez, “¿te acuerdas del francés?”, consultó. Claro que sí, lo sabía, “sabía que caerías con ese baguette”, dijo Javier como reclamando, ¿se había molestado? Lucía pormenorizó los datos, las horas y las fechas que Javier le pidió, pero supo llegar, siempre sabía llegar hasta la frontera donde no se contaba más, era el territorio insondable donde uno ya no sabe si creerle o no a una mujer.

El juramento incluía frases como: “te juro que no pasó nada”, “sólo nos quitamos la parte de arriba”, “pasó una vez y ahora somos amigos” o el indiferente “si me crees bien, sino también”. No le creía,

-No imaginaba a Tiger con cuernos. -dijo él-,
-Esa no es la palabra, exagérala.
-Cuernototes: cortesía de Lucía.
-Lo peor fue el día siguiente –esa combinación de palabras escarapeló a Javier-.
-¿Te embarazó?
-No, huevas, tenía que ver a Tiger el Primero, ¿recuerdas?
-Qué pasó, quitaste cuerpo nomás.
-Casi, si no iba se podía dar cuenta. Además, tuve quince llamadas perdidas de él la noche de año nuevo.
-¡Milagro! Tiger nunca fue tan insistente -Tiger nunca pasó de las tres llamadas perdidas, siempre seguía el manual del macho seguro de sí mismo-.
-Pero sí celoso.
-¿Y cómo lo solucionaste?
-Secreto profesional.
-Ya pues, Lucía.
-Fácil, fui la novia más atenta de todo Miraflores. Lo llené de mimos y abrazos. Le compré cosas, lo hice sentir como el rey, la divina pomada, le cambiaba de tema cuando preguntaba por mi año nuevo. Para él, yo me quedé en mi casa, tranquila. Ni se dio cuenta que pasé mala noche.
-Lo traes embobado, eres una cabrona de cuidado.
-Ok. Basta. No te lo dije para que te pongas ordinario.
-Perdón, sólo te quise dar un poco de tu medicina.
-¿Cuando te he hablado así de feíto, Javi?
-Siempre.
-No lo recuerdo.
-Yo sí recuerdo algo que te quería preguntar hace meses.

Javier confesó finalmente sus sentimientos, a través de la pantalla, guardando la lejanía de cuerpos y la cercanía de los rostros, se sentía más valiente. Sabía que su acción no tendría efectos inmediatos ni rochosos. No aseveró mucho, pero en su siguiente pregunta lo dejó entrever.

-Quiero que dejes a Tiger, o que él te deje a ti, no sé, ¿puedo entrar ahí?
-¿Ahí donde?
-Ahí, a tu corazón chorrillano. Creo que a mi vuelta trataré de conquistarte, Lucía.
-Qué dices, Javi, tú eres como un hermanito para mí.

La frase quedaría rebotando en las paredes cerebrales de Javier por mucho tiempo más: “eres como un hermanito para mí”.

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Fotografía 1 y 2 por Miss Salander
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CONFIRMACIÓN: Confirmamos que recibimos el post de Alias "Ana". Sólo falta que elija su canción. Abrazos, (a) Ana.


DESPEDIDA DE REII: Este fue un año un poco promiscuo para "mi pluma". Hilvané historias mías que fueron relevadas por esta semi-novela que me he impuesto terminar antes de morir en una jodida balacera. No es broma, para los que les interesa, estoy practicando en las páginas policiales de un diario popular donde cada día respiro la sangre de los desdichados. Por otro lado, los seguidores aumentaron y los comentarios bajaron, pero seguimos escribiendo y lo seguiremos haciendo por mucho tiempo más.
Me toca anunciar las PLUMAS INVITADAS 2011, el próximo post detallaremos bien eso (viene con sorpresa), así que no se lo pierdan. Nosotros nos vamos de vacaciones un tiempo. Pero se quedan en buenas manos, en buenas historias, distintas y quizás mejores que las nuestras. Disculpen siempre el retraso de mis posts. Abrazos para todos.

2 comentarios:

  1. Porque te demoras siempre en postearrrrrrrr

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  2. Siempre llego tarde, anónimoa. ¿Quién eres?

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    Entre el miércoles y jueves se anuncia nuevo post con todas las novedades de febrero.

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Aunque sea una carita feliz... )=D