Imagen por phatpuppycreations |
Escribe Fabiana Cantilo
Silencio, silencio. Oscuridad tenue, abrumadora. Un instante de luz, como luciérnagas amarillas revelando sus nombres. El silencio se convierte en una pequeña risa, la risa en su voz, su voz en un beso, y nuevamente el silencio, silencio en las paredes de una habitación cualquiera en una esquina de la ciudad.
Silencio, silencio. Oscuridad tenue, abrumadora. Un instante de luz, como luciérnagas amarillas revelando sus nombres. El silencio se convierte en una pequeña risa, la risa en su voz, su voz en un beso, y nuevamente el silencio, silencio en las paredes de una habitación cualquiera en una esquina de la ciudad.
La
tristeza, la alegría, el recuerdo y la confusión, son un carnaval de
sentimientos en su cabeza. Ella está ahí, aferrada en sus brazos, con mil ideas absurdas navegando
por el hipotálamo de sus emociones, él la mira de forma sutil, tierna, como si no
hubiera existido el amor antes ni después de ellos.
Silencio,
silencio. El mundo se ha reducido a eso, silencio. Se ha convertido en el lecho
para los jóvenes amantes, como una isla flotante girando en su propio universo.
Reducido a un cuarto con una iluminación bastante defectuosa.
Son
dos almas desnudas, dos almas entrelazadas, dos almas con dudas, llenas de confusión.
El silencio se ha convertido en caricias, caricias tiernas, suaves,
temblorosas. La yema de sus dedos pasa por su rostro, perfectamente contrastado,
y él la va llevando al rincón del país que han creado.
Los
ojos de él están plasmados en los de ella. Ella lo mira, lo besa, lo abraza, le
desordena el cabello. Ambos luchan por imponerse al otro, por no sucumbir ante
el encanto del amor del dominado y el dominador.
El
galope se hace incesante, poseídos por un ritmo frenético. Sudor, más caricias,
más besos, la patria de sus cuerpos se ha convertido en un solo continente. Un
leve grito, un pequeño mareo, un temblor en sus piernas, mientras su amante
resiste con valentía. Todo alrededor de su cuerpo, mientras los ángeles se
comen el sol y el amor devora al amor.
Silencio,
silencio, son nada más que dos cuerpos desnudos compartiendo el mismo lecho.
Morfeo los llama desde lo profundo. Reclama parte del amor de aquellos
mortales, sumergirlos en un sueño profundo como casi eterno.
Luego
todo sucedió tan rápido que ella no se explica cómo pasó, él parecía seguir
hechizado de amor navegando entre el limbo del país de los sueños. Ella lo miró
por última vez, tomó sus cosas sin hacer ruido, traicionando sus creencias le
dejó una nota. Lo siento, escribió con lápiz labial rosado en una hoja de servilleta.
Lo
abandonó, lo dejó a su suerte. No es que ella no lo haya amado, lo hizo, se
siente virgen, como si fuera el primer hombre y último que la hubiese tocado,
tocado de una manera en que sólo una mujer que ha amado sabe. La tocó en el
alma.
Pero
ella es así, un alma libre, un alma errante. No se detuvo a mirarlo, no podía
hacerlo. Si lo hacía sería dar vuelta atrás, a no dejarlo nunca, a cuidarlo
para siempre, ella estaba asustada, quizás eso que sentía era amor, sentimiento
del cual había huido toda la vida.
Caminó
por las calles con mucha prisa, sin saber adónde ir como si la propia muerte anduviera
tras sus pasos.
Él
parecía ser el hombre de sus sueños. Pero no el hombre de su vida. Era como un
niño engreído y testarudo, un niño que no ponía los pies en la tierra, aunque
quizás eso era lo que más le gustaba de él.
__________________________
Esta historia en una canción
Poesía. De principio al final.
ResponderEliminarDevuelves al silencio al pedestal del qe nunca debio salir
ResponderEliminarDereck.
Me ha gustado esta primera pluma, está diz mil veces mejor que los zoqiuetes de rei y luis
ResponderEliminarFabiana, tienes blog?
Fabiana, le diste la vuelta a "El Último tango en París" (la poca luz, la poca verguenza, los amantes que se despiden, el silencio sepulcral, todo), por ello quedarás en el parnaso de mis escritoras mas preciadas
ResponderEliminarAquiles.
Fabiana tu nombre retumba en mi cabeza, no dejo de pensar en lo que haz escrito, siento poesía y filosofía en cada una de tus lineas, me recomiendas algún libro o pelicula?
ResponderEliminarCuanto me temo que me gusta esta entrada. Siento influencias nórdicas en tu relato.
ResponderEliminar:)
Antes que nada quiero decir que soy nueva, en blogs, y demás cuentas sociales.
ResponderEliminarRespuestas:
Anónimo, yo realmente no hago poesía.
Dereck, el silencio forma parte de lo que somos. Hoy en día limitamos su valor.
Anónimo,no tengo blog y creo que en un futuro tampoco lo tenga.
Aquiles,no creo haberle dado vuelta a nada, en realidad todo lo que escribí lo hice en media hora.
Carlitos28,no me creo en potestad de poder recomendar algo, pero sí te puedo decir que el ' club de la pelea' es una de mis peliculas favoritas. Y estoy leyendo el Retrato de Dorian Gray.
Hugo, no sé que de nórdico puedo tener, quizas mis botas de invierno que están guardadas la terraza de mi casa.
Gracias por comentar.